Siempre que planeamos la tarea a hacer en Bizitegi surge la cuestión de decidir cuánto esfuerzo dedicar hacia dentro de la organización y cuánto hacia afuera. Ambos terrenos son fundamentales y necesarios para llevar adelante nuestra misión de lucha por la inclusión social. Pero los recursos escasos de que disponemos nos colocan en ocasiones ante decisiones no fáciles de resolver. Por eso, ocurre que ha habido ocasiones en que nuestra actividad se ha escorado hacia uno u otro de ambos polos. No es que exista contradicción entre esos objetivos, los dos se necesitan y complementan. Tanto cuando miramos hacia adentro como cuando lo hacemos hacia afuera, nuestro único objetivo es que todo ello sirva para conseguir los mejores resultados en las personas con las que trabajamos. Y para ello tan importante es disponer de una organización eficaz e ilusionada, como concienciar a la sociedad de su responsabilidad en la exclusión y la correspondiente necesidad de un compromiso institucional para su erradicación.
Echando la vista atrás podemos ver cómo han ido oscilando periodos de mayor dedicación hacia uno u otro de esos objetivos. De forma general, puede decirse que en los últimos años hemos sentido la necesidad de mirar hacia nuestro interior y asegurar que nuestro funcionamiento en la intervención social fuera eficiente y de calidad. El ejemplo más notorio ha sido el proceso de reorganización emprendido hace tres años y que ha cumplido una etapa con la concesión del reconocimiento de la A de plata en gestión avanzada en 2016. Igualmente, una preocupación central ha sido fortalecer la base social de nuestro proyecto. Es decir, garantizar que dentro de Bizitegi existe un núcleo de personas dedicadas a la vigilancia del cumplimiento de sus objetivos centrales y a la reflexión continua sobre la estrategia a seguir en un escenario de cambio. En este sentido, la creación de un Consejo Asesor y el compromiso por una estrategia nueva y ambiciosa del voluntariado son dos referentes importantes.
Si hubiera que evaluar cómo se produjo en el pasado 2016 esta tensión dentro/fuera, no hay duda que se dio un especial énfasis a la proyección externa de Bizitegi. Y ello no ha sido una improvisación o una cuestión de casualidad, sino que respondía a la convicción de que teníamos que reforzar nuestra acción de denuncia y sensibilización, que había estado algo debilitada en etapas anteriores. Como se puede ver en la Memoria, ha habido muy diversos actos donde Bizitegi se ha hecho visible lanzando su mensaje a la sociedad. Desde la campaña “Sin techo con derechos“ hasta el Festival de Cine (Homeless Film Festival), pasando por una mayor intensidad en la celebración del Día de los Derechos Humanos con el espectáculo “Cantando a los derechos humanos”.
La preocupación de Bizitegi por su proyección externa no se reduce ni se centra en los aspectos más espectaculares o visibles, como los antes reseñados. Otras manifestaciones de ese compromiso se encuentran en la mayor expansión de la participación comunitaria, donde personas trabajadoras, usuarias y voluntarias han colaborado con asociaciones y movimientos de barrios; en una mayor atención a las relaciones con las organizaciones del Tercer sector y las distintas administraciones; en la consolidación de la colaboración con centros de enseñanza en programas de sensibilización del alumnado, etc.
Somos conscientes de que hay que encontrar la forma en que esta tensión sea lo más positiva posible y que nunca se produzca la anulación o debilitamiento de un objetivo por el otro. Para 2017, tanto desde la Junta Directiva como desde la Asamblea de Socios existe el compromiso de que se haga realidad esa dinámica positiva.
Junta Directiva de Bizitegi