Muy buenas, hace tiempo que no hablamos y mucho más que no te escribo, pero he pensado que quizás tu entenderías por lo que estoy pasando.
No sé por dónde empezar, no sé cómo he llegado a esta situación. Es como si de la noche a la mañana todo se hubiera ido a la mierda, sin enterarme.
Pienso que todo empieza desde que perdí el curro, los siguientes trabajos que he encontrado o duraban poco o pagaban una miseria… No sé, igual la cosa empezó antes, ¿te acuerdas de que te contaba que llevaba tiempo sin dormir bien? A veces pienso que, a raíz de eso, se me empezó a ir la olla en el curro y acabaron echándome. No sé, el caso es que estoy sin trabajo y sin un duro.
Con mis viejos ya sabes que acabe mal y resulta que la gente que suponía eran mis colegas, no lo eran tanto y ni dios me ha echado una mano. El peor día fue el que vi que ya no podía pagar la habitación de la pensión. La dueña se enrollo y me dejo estar alguna noche más, pero ya sabes que no me gusta deber favores a nadie. Así que pillé una bolsa con algo de ropa y cuatro recuerdos que no abultaban mucho y me piré.
La primera noche la pasé en la estación de autobuses, parece que estas esperando un bus y no da tanto el cante. Así estuve unos días, hasta que el segurata me dijo que me tenía que ir de allí. Las siguientes en la sala de espera de urgencias del hospital, que si esperaba a un familiar… pero a la tercera noche, lo mismo, para fuera.
¿Te acuerdas el bar de lo viejo? ¿Dónde solíamos parar?, pues el viejillo super majo, me invita a desayunar de vez en cuando. Bueno, con lo que tú y yo hemos gastado en ese bar, da para que me invite a unos cuantos cafés.
¡¡¡Bueno a ver si el siguiente día que te escriba te cuento algo más alegre, cuídate mucho!!! Me acuerdo mucho de ti…
Sin hogar: «La mala racha dura» (segunda carta)
/ Sinhogarismo / Por Bizitegi / Deja un comentarioEsperaba haberte escrito antes, pero la verdad es que no he visto el momento...