Estigma y autoestigma en la enfermedad mental grave
En España las enfermedades mentales afectan a cerca de un millón de personas, según la Federación Española de Agrupaciones de Familiares y Personas con Enfermedad Mental (FEAFES). La estadística excluye a quienes padecen depresión, ansiedad y otros trastornos más moderados pero que tienen un impacto en la vida laboral, familiar y social de las personas.
¿Cómo es posible que con estas cifras sigamos apartando y rechazando a las personas afectadas y no demos una oportunidad para la inclusión y la participación social?
¿Por qué seguimos estigmatizando?
En Bizitegi, como entidad que trabaja en contacto con la exclusión social y con hombres y mujeres con diagnósticos de enfermedades mentales graves, intentamos romper el autoestigma. Tratamos de que recuperen su autoestima construyendo una imagen más positiva de sí mismas. El aspecto físico, la higiene y la imagen es algo a lo que dedicamos esfuerzo porque contribuye, en gran medida, a que las personas se sientan mejor consigo mismas y se empoderen de cara a las demás, facilitando su inclusión social.
La creación de un vínculo adecuado también es imprescindible, para aportar seguridad, valor y afecto. Así, tomando conciencia de que se es importante para los demás es como se concede valor a una misma, desapareciendo la vergüenza, el miedo y la culpa.
También recordar y reaprender las habilidades sociales, tanto básicas como avanzadas, ayuda a la persona a mantener relaciones en clave positiva, a ser empática y a potenciar sus fortalezas, asumiendo y aceptando las limitaciones.
Nuestro reto, como educadoras, es centrarnos en las potencialidades de cada persona, y no basar nuestra tarea educativa únicamente en los déficits y carencias. Es también nuestra labor enseñar a las personas usuarias a mirar desde esta perspectiva, dando valor a sus logros y promoviendo la participación activa en la defensa de sus derechos.
Todo esto nos ayuda en nuestro grupo, en nuestro entorno, en nuestro barrio y también en la sociedad donde podemos y debemos participar para ayudar a romper el estigma que existe sobre la enfermedad mental. Haciéndonos visibles, participativas e implicadas es como las personas podemos agitar conciencias, transformar la realidad y convertir el mundo en un lugar más abierto y tolerante para todas.