Si vas por la calle, una por la que pases habitualmente, levantas la cabeza y ves un edificio en el que nunca te habías fijado, te das cuenta de que a veces automatizamos la ATENCIÓN y no nos damos cuenta de detalles que están pero que si no los observamos pasan desapercibidos. Seguro que otro día lo vuelves a hacer y vas descubriendo otros detalles, más pequeños, y hacen que tu ATENCIÓN SELECTIVA se entrene un poquico más.
Si cuando vas al supermercado, y llevas anotada la lista de la compra intentas recordar las cosas que están apuntadas pero sin mirarla todo el rato, tu MEMORIA se ejercitará.
Sólo son ejemplos de que la ejercitación cognitiva se puede hacer y entrenar casi cada día en muchas de las cosas que hacemos y que cuanto más la entrenemos mejor.
Estaremos preparados para usar esos “músculos cerebrales” por si falla algo de la tecnología que nos rodea y que nos facilita mucho el día a día pero también nos adormece un poco porque no nos pide “casi na”: seguro que conocéis a alguien que no se sabe ya ningún número de teléfono porque los marca directamente en el móvil, o que no sabe llegar a un sitio sin utilizar el GPS.
Para mí no es incompatible pero precisamente porque no lo es, no lo hagamos incompatible: tener a nuestra disposición tecnología que nos permite conseguir lo que necesitemos en cero coma dos (según la velocidad de conexión) no significa que dejemos de movilizar nuestros propios recursos (el CEREBRO por ejemplo) porque eso casi siempre lo vamos a tener disponible.
En la siguiente publicación, anotaré ideas de fácil aplicación para entrenar-nos.
Clotilde Pérez
Psicóloga en Bizitegi