La salud mental es un mantra, que se repite últimamente, poniendo la responsabilidad en las instituciones, para exigir más profesionales que nos ayuden a reparar lo dañado. La inversión en psicólogas es escasa, en la sanidad pública.
Pararse a escuchar, cuidar y posibilitar una mayor calidad de vida de las personas queda a un lado.
La salud mental no sólo necesita de profesionales que tratan de sanar lo enfermo, es fundamental cuidarla, prevenir.
Contar con profesionales es muy importante,y esto lo tenemos que reclamar a los responsables de las políticas públicas, pero pararnos a reflexionar y cambiar hábitos que perjudican nuestra salud mental es imprescindible.
Y no sé trata sólo de introspección sino también de compromiso social, político, que infunda esperanza y que abra las puertas a las nuevas realidades.
No podemos quedarnos a esperar que los dirigentes cambien la situación. Necesitamos movilizarnos desde cada persona para hacer posible que la salud no sea un privilegio sino un derecho.
Josefina Fernández- Bizitegi